Los vendajes son un elemento fundamental en el tratamiento de heridas, ya sean superficiales en la piel como internas en músculos, pero ¿sabemos qué tipos existen? ¿Conocemos cuál usar en cada momento? En este artículo intentaremos saber un poco más de este producto tan utilizado y, quizás, tan desconocido por otro lado.

Podemos definir un vendaje como la envoltura que se realiza en alguna parte del cuerpo con vendas para proteger de una lesión ya sea por herida o por inflamación, y así inmovilizar la zona ante agentes externos que podrían infectarla o causar más daño del producido si no se realiza la sujeción correctamente.

En este sentido, pues, podemos realizar una primera clasificación básica de vendajes según su función en el cuerpo. Así encontraríamos:

  • Vendajes de sujeción: es el más común, el usado para envolver otros apósitos, sujetar vías y proteger de heridas. El vendaje más típico de sujeción es de algodón, acolchado y de un tamaño entre los 5 cm y los 10 cm. Uno de los más conocidos es el Soffban de BSN.
  • Vendajes de compresión: es un tipo de vendaje más exclusivo, relacionado con heridas post quirúrgicas y la necesidad de comprimir ciertas zonas del cuerpo para que el sistema circulatorio funcione correctamente. También es muy útil para reducir la inflamación en ciertas dolencias. Los más utilizados como material de compresión serían los elásticos, como el Peha-Haft.
  • Vendajes de inmovilización: son aquellos que someten una zona del cuerpo a una determinada presión para no que se produzcan mayores lesiones. Suele tratarse de una venda especial, con propiedades elásticas y cuya finalidad es la de soportar la tensión de una articulación en movimiento. La más conocida es la venda crepé, capaz de envolver la zona afectada y mantener una consistencia que puede llegar a imitar un vendaje de yeso.

Al margen de estos vendajes genéricos, existen ciertos tipos concretos de vendas que se caracterizan por el material del que están hechas. Ya hemos visto tres ejemplos anteriormente pero vamos a agruparlos para entender mejor la tipología y sus usos:

  • Vendaje algodón acolchado: como indicábamos en el apartado anterior, se trata de un tipo de vendaje muy útil para cubrir heridas, servir como refuerzo de apósitos o aplicarse como primera capa ante otro vendaje más fuerte, ya sea yeso o crepé.
  • Venda crepé: es el vendaje por antonomasia para un esguince de tobillo siempre que no exista la necesidad de escayolar. Suele ser más denso que uno de algodón y tiene esa tonalidad crema tan característica para diferenciarlo de otros tipos. Hay múltiples medidas, desde pequeños de 4 cm de ancho hasta grandes de 15cm. Pueden soportar una tensión enorme y de ahí que sean tan efectivos a la hora de inmovilizar partes del cuerpo y puedan sustituirse por la clásica escayola. Nuestras vendas crepé, además, añaden un extra de tensión para hacerlos todavía más firmes.
  • Venda elástica cohesiva: es un tipo de vendaje para tratar de comprimir una zona determinada del cuerpo y su principal característica es que el material es altamente compacto y es capaz de sujetar momentáneamente para impedir una inflamación. El ejemplo perfecto es una luxación de dedo en la que unimos el afectado con el de al lado e inmovilizamos la zona para protegerla de una mayor inflamación. Después, ya será cuestión médica de determinar si haría falta una escayola o no.
  • Vendas y mallas tubulares: son normalmente vendas de sujeción con menor tensión que las anteriores. Su peculiaridad en que son elásticas en forma de tubo para colocar un brazo o una pierna sin necesidad de dar vueltas y más vueltas. Se suelen diferenciar unas de otras por la zona del cuerpo que van a tapar, desde las más pequeñas para extremidades como dedos y las más grandes para el torso entero, y normalmente sujetarán un apósito que ya esté protegiendo directamente la piel. La malla tubular está agujereada y es bastante común que sea la última capa de un vendaje de herida. La venda tubular es más compacta y elástica y su uso es más de sujeción para que el apósito no se mueva, sin provocar tensión en la herida como las cohesivas o crepé.

Como hemos visto, existe una tipología amplia de vendajes a los que recurrir, siendo estos los más comunes en medicina. Sin embargo, existe un sector como la fisioterapia que usa múltiples estilos de vendaje específicos de su área. Nos referimos a los vendajes neuromusculares, sí, esos tan llamativos con colores de todo tipo que aparecen por cuellos, espaldas y brazos de tantas personas y deportistas. Son especiales por su composición, en parte elástica, en parte compresiva, en parte protectora y su uso para que el músculo se mantenga en reposo y no se dañe es parte de la terapia que usan estos profesionales.

Hemos dejado para el final una tipología de vendaje que ya hemos comentado en párrafos anteriores. Se trata de vendajes de yeso, que por su composición podríamos ubicarlos en otro tipología de productos médicos, pero que están muy relacionados con los anteriores. Las vendas de yeso tienen la particularidad de convertirse en una pasta que se usa para escayolar las zonas del cuerpo que han sufrido un traumatismo. Hoy en día existen materiales cada vez más innovadores y rápidos de usar que los antiguos y que se parecen más a una vendaje convencional que a la típica escayola. En cualquier caso, nos parecía acertado mencionar esta tipología en este artículo.

Como hemos visto, los vendajes suponen una de las herramientas más importantes en la práctica de la medicina curativa, de urgencias y de atención primaria, pudiendo suponer el material más necesitado en cualquier sala hospitalaria, clínica o simple botiquín. Nunca deben faltar las vendas.